A veces no nos damos cuenta de que lo que comemos nos
perjudica o nos beneficia en función de lo que sea, es por eso que he pensado
en una vez al mes hablar de algún producto que todos tengamos en nuestras
cocinas y de los que quizás no tenemos suficiente información.
Empiezo esta nueva categoría con un producto que todos y
todas conocemos: el huevo.
Generalmente en los supermercados encontramos huevos
procedentes de gallina, aunque también los podemos encontrar de codorniz y en algunas
ocasiones de pato.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el huevo es
una fuente muy importante de hierro (lo encontramos principalmente en la yema),
fósforo o potasio. También nos aporta vitaminas y ácido fólico, este último muy
importante en mujeres embarazadas o que quieren quedarse embarazadas.
El huevo está constituido por:
- Cáscara: Se trata de la capa exterior, debemos tener muy presente que es muy porosa por eso es recomendable no lavarlos bajo el grifo ya que toda la suciedad que pueda tener en el exterior pasará al huevo pudiendo contaminarlo.
- Clara: Está formada por un 88% de agua, un 10% de proteínas y un 2% de grasa, carbohidratos y minerales.
- Yema: Constituida por un 50% de agua y un 50% de grasa la cual contiene algo de proteína.
La clara representa un 60% aproximadamente mientras que la
yema representa un 40%.
Cuando vamos a comprar huevos debemos saber que son 3 las
categorías en las que se pueden clasificar:
- A: Estos, serían los que son frescos y no tienen ningún tipo de desperfecto.
- B: Serían huevos frescos con algún tipo de alteración. Son refrigerados durante unos 15 días después de la puesta y conservados a unos 0ºC entre uno y seis meses.
- C: Estos tienen una calidad inferior, no se comercializan si no que son utilizados por industrias alimentarias como materia prima.
La clasificación comercial viene dada por el tamaño,
encontrando así la S, la M, la L o la XL.
A pesar de que todo esto es muy importante, quizás lo más
relevante y lo más importante a tener en cuenta sería el código que encontramos
en el huevo. Debemos fijarnos en la fecha de consumo preferente o fecha de
caducidad y en el llamado código de trazabilidad (este último nos informa del
modo de cría y de puesta de las gallinas).
El primer dígito que encontramos representa la forma de
cría, encontrando 4 dígitos diferentes:
- 0: Huevos de producción ecológica.
- 1: Huevos de gallinas camperas.
- 2: Huevos de gallinas criadas en el suelo.
- 3: Huevos de gallinas criadas en jaulas.
El segundo y tercer código indican el país de origen, granja…
En algunos casos también encontraremos la fecha de puesta o de consumo
preferente, es decir 28 días desde que la gallina puso el huevo.
Debido a que la cáscara puede transportar la salmonela
debemos tener en cuenta una serie de normas:
- No tocar otros productos cuando estemos manipulando huevos.
- No lavar los huevos, como ya dije anteriormente la cáscara es muy porosa y toda la suciedad o microorganismos pasarán al interior.
- Lavarnos las manos después de manipular o cocinar huevos.
- Cuando casquemos un huevo no puede hacerse en el mismo recipiente en el que vamos a batirlo o cocinarlo, pueden caer pequeños trozos de la cáscara.
- No separar las claras de la yema pasándola de una cáscara a otra.
Espero que os haya gustado esta nueva idea que quiero llevar acabo y el jueves toca una nueva receta!!
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